De pequeño era yo un andarica.
Disfrutaba como loco por los páramos de mi Palencia natal, caminando siempre al lado de mi padre.
Ahora me pasa lo mismo, que cuando me pongo a andar no encuentro otro límite que el que me dictan las rodillas. Yo me siento con ganas, pero ellas saben decirme cuando parar…
Ayer fue una jornada de caminata por la sierra madrileña; con un amigo de los de fiar.
Primero, como manda ya mi tradición personal, fui a hablarle a la Olma de Guadarrama.
Antes le daba abrazos, pero ahora prefiero ponerme de cháchara con ella. Es más sano para ambos y al arbolazo le sienta bien conservar su intimidad en la distancia.
Por eso, la frase de hoy está dedicada a esta maravilla de la naturaleza y a todos los árboles que en el mundo son.
https://reikiarjun.wordpress.com/2016/07/07/la-frase-del-dia-7-7-16-todays-quote/
Luego ambos dos, mi amigo y yo, quiero decir, dadas las horas, nos fuimos a comer.
Disfrutamos como nunca, o como siempre que compartimos mesa y mantel.
El café posterior aconteció en un lugar de ensueño.
Rodeados de castaños y robles, pudimos contemplar de cerca cómo nos acompañaban ardillas, arrendajos y otros pajarillos que no pude distinguir. Gorriones también había y en abundancia.
Y luego la caminata.
Anduvimos tranquilamente por la sierra de Abantos, dejando a nuestro lado la presencia de pinos centenarios.
Las tormentas de estos últimos días confieren al paisaje unos tonos en verde que más recuerdan la estampa de una primavera tardía.
Y fíjate lo que nos anuncia el pensamiento simiente:
«Estoy con la pureza, estoy con la luz, estoy con mi bien amado, el Señor, estoy con mi bien amada, la Madre divina; nada debe ser más importante que este momento en el que puedo comulgar con ellos.»
Así me sentía, acompañado por la luz, mientras dirigía mis pasos a un destino sin nombre. Y eso que estas palabras, ayer, eran para mi ciertamente desconocidas.
Ya de vuelta, mi amigo y yo percibimos que una tormenta de las grandes venía pisándonos los talones.
Con el primer trueno del atardecer, la jara y la madreselva empezaron a soltar su aroma de monte y sierra.
Para mi, lo confieso, fue como vivir una revolución interior, como un salto al pasado. Ese mismo que sentía cuando brincaba con mis hermanos, empapados de agua, por los arroyuelos de la tierra chica que nos vio crecer; el Cerrato palentino. Y la tormenta, sin percatarnos, asentándose encima de nuestras cabezas…
Esta noche, he vuelto a soñar con mi padre.
Un regalo todo.
Arjun Liébana. Madrid, 7 de julio de 2016
Cada Día -The Idan Raichel Project & Marta Gómez
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