Una Reflexión Estival (8-7-16): Los poemas

Ancianovan

Me miro al espejo y veo arrugas.
Te miras al espejo y contemplo el paso del tiempo
deslizándose hacia mi.
En nuestros rostros,
ya no hay lirios ni margaritas.
Sopla el viento de levante.
Sueño…

Si me enamoro te lo contaré en voz baja,
no vaya a ser que a ti te pase lo mismo
y ya no sepamos qué decir…
Es medianoche.

Me gusta hablar chavalín por tus silencios;
luego tus ojos me miran picarones,
y ahí es cuando pierdo la noción del tiempo.
Late un corazón ensimismado.

La soledad se siente muy profunda
cuando nadie se acuerda de ti.

Y los cientos de personas que se cruzan
una mañana contigo,

sin abrir la boca
ni los ojos.

No tengo éxito en mi espera.
Suenan las llaves…

Paseando por la pradera,
la hierba resplandece al pronunciar tu nombre.
Son las gotas de rocío que cantan un nuevo amanecer.
Llega la paz tras la tormenta.

En las noches de verano los sonidos de los árboles respiran tranquilos.
La luna se refugia transparente entre sus hojas.
Cantan los grillos.
¿Dónde estás tú?

En la oficina dos mujeres se miran de reojo,
descaradas.
Aprovecho ese momento para pensar en ti
mientras sonrío.
¿Hacia dónde vuelan las garzas?.
Solsticio de invierno.

El gato juega indiferente con las hebras sueltas
del cojín.

En la cocina, el reloj marca las tres de la tarde
de ayer.

Tu respiración se ha vuelto extraña
y desconocida.

Ya no hablamos.

Arjun Liébana. Madrid, ocho de julio de 2016

Charlie Puth – We Don’t Talk Anymore

Una respuesta a “Una Reflexión Estival (8-7-16): Los poemas

  1. La noche y la poesía son muy buenas compañeras de viaje.

    Hace una temperatura estupenda para velarle a la luna.

    Tengo sueño.

    Tengo sueños…

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